Serie de grabados sobre el iching
El Universo Mágico
(Lectura con música de Kitaro: Historia de la luna llena)
La estructura, el orden del Universo, se lee por medio de signos.
El espacio, el color, la recta y la curva, en su proporción natural expresan armonía. Las imágenes de la obra surgen del interior y se plasman sobre papel en signos; como un sello, como un grabado cuya matriz es la forma del inconsciente y la tinta la naturaleza. Cuanto más profundamente penetramos en nosotros, mas nos alejamos de las limitaciones de la consciencia, más universales son los signos, más cerca del cosmos estamos.
El arte es un acto de libertad. El creador lleva un mensaje universal, que trasciende cuando su contenido se presenta inscripto en la armonía, cuando la proporción de la obra es sincrónica a la proporción de la obra en sincronía a la proporción de la naturaleza humana. La proporción es la geometría, el contenido la libertad del creador.
El arte de nuestro siglo se ha limpiado de imitacionismo, se ha despojado de toda imagen superficial para dirigirse a las estructuras. Ver las estructuras es “ver dentro”. Construir estructuras es la actitud de quienes están creando una realidad nueva. Somos primitivos de una nueva era histórica. De una etapa materialista pasamos a un tiempo del espíritu. El signo atraviesa toda representación externa material y va a lo exacto, lo significativo de la realidad.
Así la representación se simplifica y se hace original. No es ya representar sino presentar. Presentar la imagen de lo esencial.
Todo lo que ocurre a nuestro alrededor ocurre en un orden mágico que hace que el Universo sea de una manera y no de otra. La casualidad del vuelo de un pájaro en el omento que canta una cigarra, de una rama que cae por el viento en ese instante preciso, hacen la magia del cosmos. Percibir esa magia es percibir el espíritu de lo real. Para expresar esta magia hacen falta unos pocos signos, unas líneas, unos colores…Cuanto más no conscientes surjan en nuestro interior, más real, más universal su armonía.
En el momento que saltemos la barrera de la razón, y no hallemos “más acá” del signo, estaremos ante un paisaje maravilloso e increíble. La realidad supraconsciente.
Hay un texto más formal: “El problema del grabado en el siglo XX y planteo de la exposición “Signografías” de Alejandro de la Cruz